Cuando llevamos a cabo inspecciones de boquillas en equipos pulverizadores, la preocupación principal del propietario del equipo es detectar un desgaste excesivo que pueda requerir el reemplazo de las boquillas por nuevas.
Tanto en la literatura especializada como en las recomendaciones de los fabricantes, se establece que una boquilla debe ser sustituida cuando su caudal excede en un 10% su caudal nominal.
Cómo medimos el caudal de una boquilla en uso?
La forma más común y ampliamente utilizada para medir el caudal que eroga una boquilla en litros por minuto es mediante la recolección con una probeta o jarra graduada durante un período de 30 segundos o 1 minuto a una presión de 3 bares, y luego verificar la cantidad de líquido que ha erogado la boquilla durante ese lapso de tiempo, comparándolo con la tabla de valores proporcionada por el fabricante. Sin embargo, este método, si bien nos permite determinar el caudal de la boquilla, a menudo produce lecturas que incluyen diversos errores de medición, tales como error de escala, error de apreciación, y errores en el inicio y finalización de la toma de tiempo.
En los últimos años, hemos visto la introducción de las jarras electrónicas, las cuales permiten una medición más precisa del volumen de agua recolectado. Estas jarras electrónicas emplean el principio de medición basado en la detección de la cantidad de líquido entre dos electrodos dentro de un cilindro de volumen conocido. A través del cálculo del tiempo transcurrido desde que el líquido toca el primer electrodo hasta que alcanza el segundo, el equipo determina el volumen recolectado en litros por minuto. Aunque este sistema ayuda a minimizar el error, aún debemos considerar las posibles fluctuaciones de presión que puedan ocurrir durante el procedimiento.
El método de jarreado convencional implica la necesidad de mantener el equipo pulverizador en funcionamiento durante un período considerable de tiempo. Cada control de boquilla requiere al menos 30 segundos, además del esfuerzos para mantener la presión estable. Después de controlar 3 o 4 boquillas, con el equipo detenido, resulta en una acumulación de líquido en el área de trabajo. Esta situación nos llevó a desarrollar un equipo diseñado específicamente para desmontar las boquillas del equipo y controlarlas en un probador diseñado para este fin . Este probador cuenta con una bomba que genera los 3 bares de presión requeridos. Utilizando un caudalímetro electrónico de 4 vías sin partes móviles de tipo electromagnético , podemos controlar hasta 4 boquillas simultáneamente. Este dispositivo tiene un margen de error declarado por el fabricante del caudalímetro de tan solo el 1%. Mediante un display integrado, podemos visualizar el caudal individual de cada boquilla y un promedio de las 4 boquillas, lo que nos proporciona un control más preciso y eficiente del desgaste de las boquillas.
Este sistema ha demostrado ser altamente efectivo en la reducción de errores de lectura inherentes al método de jarreado convencional. Nos permite determinar con una precisión sin precedentes el caudal exacto que cada boquilla está erogando. Además, al tener las 4 boquillas pulverizando en un ambiente controlado, podemos realizar un control visual del patrón de aspersión de cada una. Esto nos permite verificar la correcta formación del cono en el caso de boquillas de tipo cono, o del abanico en el caso de boquillas de tipo abanico plano. Este nivel de control nos brinda una mayor confianza en la eficacia y uniformidad de la aplicación de agroquímicos, lo que puede tener un impacto significativo en la calidad y eficiencia de la aplicación.
Otra ventaja significativa de este equipo es su capacidad para controlar hasta 4 boquillas simultáneamente, lo que nos permite realizar un control exhaustivo de todas las boquillas del equipo en un lapso de tiempo relativamente corto.
Esta tarea sería prácticamente imposible de llevar a cabo mediante el método de jarreado convencional. En numerosas ocasiones, al controlar todas las boquillas montadas en el equipo, podemos detectar únicamente aquellas que presentan problemas graves, lo que nos permite sustituir solo aquellas que están defectuosas. Esto no solo ahorra tiempo y esfuerzo, sino que también reduce los costos asociados con el reemplazo innecesario de boquillas que aún están en condiciones óptimas de funcionamiento.
Durante estos últimos 2 años de controlar equipos utilizando este sistema, hemos acumulado una gran cantidad de lecturas provenientes de diversas boquillas. Para nuestra sorpresa, en lugar de encontrar boquillas desgastadas que excedan su caudal nominal en más de un 10%, nos hemos encontrado principalmente con boquillas que erogan menos de su caudal nominal. En la actualidad, la mayoría de las boquillas utilizadas en equipos pulverizadores están construidas con materiales altamente resistentes al desgaste, como polímeros especiales o, aún mejor, materiales cerámicos .
Por lo tanto, el desgaste no suele ser el problema principal. En cambio, descubrimos que el problema radica en que las boquillas tienden a acumular residuos y pequeñas incrustaciones con el tiempo. Estos depósitos pueden alterar el patrón de aspersión de la boquilla o reducir su caudal, en lugar de aumentarlo. Este hallazgo subraya la importancia de mantener un mantenimiento regular y adecuado de las boquillas para garantizar un rendimiento óptimo del equipo pulverizador.
Los resultados obtenidos de dos trabajos realizados para dos importantes empresas, donde controlamos más de 40 máquinas, son reveladores. En ambos casos, encontramos un patrón consistente que refleja la situación general observada en nuestras operaciones de control de boquillas.
En primer lugar, confirmamos que la mayoría de las boquillas analizadas no mostraban un desgaste significativo que excediera su caudal nominal en más del 10%. Este hallazgo refuerza la idea de que las boquillas modernas, fabricadas con materiales altamente resistentes al desgaste, están cumpliendo con las expectativas de durabilidad y rendimiento.
Sin embargo, lo más destacado fue la detección recurrente de boquillas que erogaban menos de su caudal nominal. Este fenómeno subraya la importancia de considerar otros factores además del desgaste, como la acumulación de residuos y pequeñas incrustaciones, que pueden afectar negativamente el rendimiento de las boquillas.
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Emilio Risso